Ayer,
lunes 11 de febrero, tuvimos nueva CATA DE LANAS en la Casa del Llibre de Paseo de
Gracia. Nuevamente Asun, de DE LA OVEJA A LA MADEJA , nos ilustró sobre
las fibras naturales, de origen animal y vegetal. Aunque yo ya había asistido
el año pasado, me pareció que no podía perdérmelo. Y allí que me fui para
encontrarme con otra de las A-Punto Girls, mi tocaya Susana, para aprender
sobre los materiales naturales que podemos usar para tejer.
Durante
De un
animal que no se mencionó: la zarigüeya
marsupial o possum. En Nueva Zelanda este animal es considerado una plaga y
existe una industria “lanera” que fabrica fibras para tejer con su pelo. Según
he leído, su fibra es suave y ligera y, como es hueca, resulta muy
cálida para su peso. Creo que generalmente los ovillos que se comercializan con
este pelo son mezcla de pelo de possum y lana merino, entre otras
combinaciones.
El
possum, o zarigüeya, no es originario de Nueva Zelanda. Fue introducido desde
Australia allá por finales del siglo XIX
para convertirse en una plaga que destroza la fauna y flora, y las cosechas, y
que no tiene depredadores naturales. Se come cualquier tipo de vegetación, con
especial interés por los brotes tiernos, y se alimenta también de pequeños
mamíferos, huevos, pájaros y reptiles. La fibra se consigue del pelo que tienen
bajo la primera capa (de idem) que es de aspecto desgreñado, largo y áspero.
Me
olvido, con tanto possum, de la fibra de origen animal estrella: la seda. Es la
única fibra para cuya obtención debe morir el animal que la produce: el gusano
de seda. Sí, los pobres gusanitos mueren escaldados y ahogados para que el hilo con el que
han construido su capullo pueda ser convertido en seda.
Hay dos tipos de seda: una que procede de
gusanitos alimentados única y exclusivamente de hojas frescas de morera
(llamémoslos los gusanitos VIB, very important bugs) y luego está la seda
salvaje o silvestre, más rústica y menos refinada. Aunque en la Cata se comentó que los
gusanos que producen la seda salvaje comen cualquier cosa, en realidad esa seda
resulta que se obtiene de capullos rotos –una vez que la polilla ha salido del
capullo-. Sólo existe una familia de gusanitos de seda que se dejen domesticar,
los Bombix Mori.
También
se habló de las fibras de origen vegetal y toqueteamos algodón, lino y bambú
(aunque realmente es celulosa de madera, no bambú propiamente). De las algas
también se consigue un tipo de fibra y, buscando buscando por Internet,
encontré información sobre la
Seacell o seda marítima y de ahí di con un pequeño
descubrimiento: en una pequeña isla de Cerdeña vive la única persona que conoce
los secretos del Biso. El biso se extrae de un molusco del Mediterráneo, hoy
especie protegida y en peligro de extinción. Esta fibra fue utilizada por
fenicios y egipcios para confeccionar telas para personas de alto rango, pero
hoy en día la producción anual solo da para hacer bordados.
Tras
dejar a las contertulias en la mesa de las muestras, las dos Susanas nos fuimos
a mirar libros y, como era de esperar, salimos con alguna cosilla bajo el
brazo. Y con la sensación de haber aprendido cosas que, si bien no nos hacen
falta en nuestro día a día, complementan nuestra pasión por tejer. Aunque, por
lo general, tejamos habitualmente con
acrílico.
P.D. Si veis alguna errata... decidmelo!


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